El sueño colombiano de Cristian Arango

Frente a una alta y acomodada sociedad cohabitan barrios marginales, casi siempre en la periferia, abandonados a cualquier progreso. Los habitantes, en su mayoría, son víctimas de tantas injusticias, que la vida les ha marcado con grandes sacrificios. Son capaces de resistir el cansancio y el dolor y de esperar en medio de la adversidad, una luz que les salve de un espanto, al que los propios habitantes, nadie desean. En ese contexto, el día 09 de marzo de 1995, llegaba al Barrio Popular 1 (Medellín) el tercero de cuatro hermanos en casa de los Arango Duque.

Cristian, antes de emerger, ya respiraba fútbol por los cuatro costados. Había nacido en una familia donde el balón tenía mucho protagonismo, por lo que todo apuntaba a que el devenir del colombiano estaría marcado por los terrenos de juego. No tenía otra alternativa que la de ser futbolista. Su padre, Juan Martín Arango, mostró su mejor versión en la Primera B compartiendo vestuario con hombres como Anthony de Ávila y Darío ‘Chusco’ Sierra, mientras que su hermano mayor, John Alexánder, llegó a debutar con el Bajo Cauca FC, ahora Rionegro FC.

La pregunta era obligada: ¿Por qué Chicho? “A mi hermano John le decían así en el barrio. Después llegué yo y desde que empecé a darle las primeras patadas al balón me decían ‘Chichito’… cuando crecí pasé a ser ‘Chicho’ y así se ha quedado hasta el día de hoy”, respondía con una sonrisa en la cara. Precisamente, los primeros pasos de Arango con las botas como calzado, sin olvidar a las estrechas calles de su barrio, fueron en Santo Domingo y más tarde en la escuela de Marcos Velásquez. Allí, los ojeadores empezaron a apuntar su nombre en las agendas. Le siguieron durante toda la temporada y al final, siendo el Torneo Pony la competición de su consagración, el Envigado FC decidió incorporarlo a sus filas.

La llegada a Envigado

Colombia. Mauricio Molina toma una última bocanada de aire antes de impactar con su zurda el balón, enviándolo inexorablemente a un rincón de la portería. República Popular de China. Fredy Guarín lucha incansable en el mediocampo, gana el balón y avanza con gran fuerza hasta el área del rival. Madrid. James Rodríguez pisa la pelota, dribla un par de contrarios y asiste con serenidad al delantero que anota. Francia. Juan Fernando Quintero recibe el balón del mediocentro, tira una pared en el círculo central y mete un pase interior para que el ariete defina a placer. Alemania. Jhon Córdoba abre el marcador para su equipo con una certera definición.

A todos los une el origen y el destino. Todos fueron formados en las divisiones inferiores del Envigado FC y todos partieron de allí para brillar lejos de su casa. Otros como Giovanni Moreno, Dorlán Pabón o Gustavo Bolívar, también surgieron de la llamada ‘Cantera de héroes’ del club paisa para luego irse a jugar a la élite del fútbol mundial o, como mínimo, vestir la camiseta de la selección nacional. Y ese es el sueño con el que Cristian Arango Duque partió hacia Valencia, aumentar la lista de futbolistas criados en la cantera de Envigado que se han hecho un hueco entre los mejores futbolistas del panorama mundial.

Felipe Paniagua, quien fuese presidente del club colombiano hasta septiembre del 2013, hablaba así en una entrevista de cómo habían conseguido posicionar a dicho combinado como una de las canteras más importantes en el fútbol colombiano y la forma de trabajar día a día en el Envigado FC: ” Tenemos el convencimiento de que los jugadores tienen que debutar cada vez a más corta edad. Para nosotros, el ciclo competitivo y de alto rendimiento se enfoca desde los 12 años. A esa edad comienzan nuestros muchachos su preparación con la mente puesta en jugar fútbol de élite. Realizamos un proceso selectivo muy fuerte que empieza a los 15 años. De la gran cantidad de jugadores que comienzan su desarrollo con nosotros, hay una depuración. Muchas veces nos hemos equivocado y algunos chavales con condiciones muy buenas se han ido de la institución en ese corte, pero también ha pasado lo contrario y ha habido jugadores que han acabado fichando en grandes equipos. A partir de los 16 años nuestros canteranos ya tienen que estar en el fútbol profesional. Envigado es eso, una vitrina que les permite consolidarse en el profesionalismo”.

Pero no sólo se trata de su precocidad. El que fuera máximo mandatario del club de Antioquía, también detalló con precisión el por qué Envigado es realmente un caso singular. Para ellos, una de las normas es que el 60% de la plantilla esté conformada por gente de la casa y que con ella, se intente crear un buen cartel para ser vendidos al exterior y poder mantener vivo al club en materia de ingresos. Asimismo, también marca su peculiaridad el monitoreo que realizan en busca de futuras estrellas, o el mimo que prestan al ponyfútbol, un afamado torneo de fútbol para niños, que ha sido dominado por los equipos satélite del Envigado durante la última década, y del cual salieron jugadores como Radamel Falcao, Camilo Zuñiga o Jackson Martínez, entre otros.

El ascenso de Cristian Arango 

Su desembarco en Valencia se produjo este verano. Llegó de la mano de José Luis Moreno (Once Caldas), en calidad de cedido y con opción de compra. Bajo su corto ‘currículum futbolístico’ arribaba a Europa con una meta: «He visto que los que se han ido se han quedado. Quiero hacer lo mismo y ganarme un puesto. Depende de mí avanzar y jugar con el primer equipo. Tengo la expectativa de hacer las cosas bien para conseguir el objetivo de estar en la Primera División», indicaba el delantero.

Pese a que su incorporación se tuvo que hacer de rogar por varios problemas en el visado, el ‘Chicho’ finalmente llegó, eso sí, con la temporada empezada. Durante los primeros partidos estuvo bajo la sombra de Cedric Omoigui, un ariete que venía del Mallorca ‘B’ con el cartel bajo el brazo de haber sido el máximo goleador de la categoría en la anterior campaña. Hércules, Atlético Levante o Reus fueron algunos de los partidos en los que disfrutó de minutos pero no llegó a sentirse cómodo sobre el tendido verde.

No obstante, con la dificultad de acoplarse a un país, a un juego y a un ritmo de vida diferente, Cristian Arango siguió trabajando con los ojos puestos en la portería y ya, en su sexto partido con la camiseta del Valencia, logró su primer tanto ante el Badalona. Un punto de inflexión que daría entrada a un progreso sin límites. Sabadell, Atlético Baleares, Llosetense y Pobla de Mafumet. Cuatro rivales, Cuatro víctimas. Cinco partidos, cinco tantos. El ‘Chicho’ en estado puro.

Corpulencia, juego de espaldas, regates y buena finalización. Su mejor muestrario sobre los terrenos de juego. La gran confianza depositada en él traducida en goles. Una ayuda extra para un Valencia Mestalla lanzado en la pelea por lograr su principal objetivo. El sueño del ‘Chicho’ más cerca. Partió de Colombia observando los carteles que están ubicados en los alrededores del Parque Estadio Sur, en los que posan estrellas del fútbol mundial que surgieron de la cantera Naranja y espera regresar el día de mañana y ver su rostro colocado allí, junto a los demás colombianos que hoy son un referente para los habitantes del país cafetero.

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