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Andrés Iniesta, funambulista sin límites

En la Eurocopa de Francia, de los hooligans, de los Payet, Kroos y Modric, apareció un manchego de 1,75 m. para decirles a los aficionados al fútbol que es España quien tiene al centrocampista de mayor leyenda. Faltan adjetivos para definirle. Matrícula de honor en todo: mando, control, elección, último pase… Iniesta en estado puro.

Hubo que esperar 87 minutos para derribar la fortaleza checa. Merecido premio aunque poco castigo. Cuando todo parecía estar abocado al empate, el mago de esta selección dio un pasito al costado, levantó el mentón con delicadeza, agudizó la vista y calzó el balón en la cabeza de Piqué, que anidaba en el área emulando a Franz Beckenbauer, para que mandara su remate al fondo de las mallas.

Iniesta durante el partido ante la República Checa. / Foto: Marca

Iniesta durante el partido ante la República Checa. / Foto: Marca

La primera asistencia de Don Andrés, previo recital de recursos. Lo peor es que algunos lo daban por muerto. A sus 32 años, no pierde la paciencia. Virtud que encarnó el combinado de Vicente Del Bosque. Es el hombre tranquilo. Su nombre, que no su aspecto físico, impone respeto. Que se lo pregunten a la República Checa. Iniesta asumió el mando y ordenó, liderando al equipo desde el criterio y el control de la pelota. Cada balón que tocaba, se convertía en magia. En corto y en largo, combinó con idéntico acierto, desahogando el juego de banda a banda, en un juego simple, pero tan eficaz como elegante y siempre, siempre, en bien del juego colectivo.

Sabe que su gloria es grupal, así que si el equipo le busca, le encuentra. Toca siempre con sentido, es vertical y profundo en el pase y tiene una buena llegada. Quizá se le reproche que le falta gol. Lo cierto es que nunca lo sencillo ha sido más emotivo. El centrocampista reconcilia al hincha con el fútbol de toda la vida, el mismo que sólo necesita un par de botas y la pelota para estar contento y hacer felices a los demás.

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El vestuario de España. / Dibujo: Idifomas

Antes de pisar el terreno de juego, sabía qué función debía encarnar. El manchego, más completo y más sabio, también más maduro, aspiraba a demostrar que el legado de Guardiola y Xavi, la esencia del juego de la Masia, en la selección y en el Barça, está en los mejores pies. No defraudó. Estuvo exquisito en su doble vertiente de asistente y regateador.

Enésimo capítulo para la retina de los futboleros más puritanos. Su fútbol ya no se llena de adjetivos; por sencillo que parezca, es sustantivo. Injusto que tras su trayectoria, no tengo entre sus vitrinas, un Balón de Oro. Quizá no sea un galardón que esté a la altura de su fútbol.

Ronaldinho ya lo auguraba cuando el de Fuentealbilla empezaba a despuntar en el conjunto azulgrana: “Es la promesa más grande del fútbol español. Sin duda alguna tiene un sitio en el equipo. Es imprescindible dentro del once inicial”. Está claro que el día que se puedan clonar deportistas, el mediocentro estará en la lista de los españoles. Como un profesor que se divierte en sus clases: Aprende, distribuye, muestra sus conceptos y enseña. Yo, cuando sea abuelo, les contaré a mis nietos que se puede ser un gran futbolista sin tatuarse, siendo humilde, educado y jugando al fútbol. El ejemplo: Don Andrés Iniesta.

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Acerca de Vicente Tafaner (16 Artículos)
Periodista. Estrené mi primer lápiz en Ahora Valencia. Le saqué punta en Tribuna Reservada. Utilicé mi primer bolígrafo en Levante-EMV y ahora pongo el recambio de tinta en el Valencia CF. Tengo una foto con Aimar, aunque eso no significa que sepa jugar al fútbol como él.

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